¿Cómo me veo a mi mismo?

Nuestro aspecto físico, o cómo nos vemos físicamente a nosotros mismos (realidad vs. percepción) es una de las partes que conforma nuestra autoestima. Si nos vemos bien y estamos contentos con nuestro físico, nos sentiremos mejor. Si, por el contrario, siempre vemos lo que no tenemos o lo que tenemos de más y nos juzgamos permanentemente, será difícil que nos sintamos bien.

En búsqueda del físico ideal

Los mensajes que recibimos, hombres y mujeres, por tener cuerpos lo más perfectos posible, no nos lo están poniendo fácil. Películas, anuncios, los medios en general apuestan por hombres y mujeres que no envejecen, que no tienen tripa ni son calvos, y que no tienen celulitis ni estrías. Esta falta de realidad en los medios puede hacernos percibir nuestras propias características físicas como «malas», «negativas» o únicas… cuando quien más quien menos tiene lo suyo.

Sabemos que en los medios no se expone la realidad, bien, ¡aceptémoslo de verdad! Dejemos de compararnos sistemáticamente con la irrealidad.

Te invito a hacer un ejercicio…

Sabiendo todo lo anterior, podemos relativizar todos los mensajes que recibimos de fuera y sentirnos a gusto tal y como somos. ¡Eso es posible! Tratar de mirarnos con unos ojos que no sean los del peor juez del mundo, ser lo más objetivos posible y mejorar en nuestra posibilidad, si queremos y nos apetece. No se trata de verse como los mejores del mundo, porque no lo somos, sino de vernos tal y como somos realmente. Tampoco somos los peores del mundo.

Trata de mirarte al espejo como si fuera la primera vez que te ves, con los ojos nuevos de alguien que no se ha visto nunca a si mismo. Trata de mantener esa mirada al espejo durante bastante tiempo, hasta que te sientas acostumbrado a ti mismo. Trata de describirte de una forma objetiva, sin juzgarte en negativo: haciendo balance realista de quién ya eres.

¡Quiérete!

Si después de ese análisis objetivo quieres cambiar cosas, puedes hacerlo. Que nos queramos y aceptemos no implica que no tratemos de estar lo mejor posible. Si quieres, sea lo que sea, trata de hacerlo. Pero no te machaques. No te tortures, ni pienses en matarte de hambre. Tu cuerpo es el vehículo que te lleva a todos lados, cuida de él, escúchalo y mímalo como uno de tus bienes más preciados.

¡Quiérete más y mejor!

Magdalena Grande
Psicóloga General Sanitaria
www.magdalenagrande.com