Recordad que igual que somos luz, somos sombra. Os propongo estos consejos de espiritualidad práctica (no me acostumbro) para trabajar la guerra:
– Trata de analizar si te sientes más cómodo en la guerra o en la paz. Reconoce esta verdad y míralo de la manera consciente. Hay personas que se acostumbraron a vivir en tensión y en guerra y es lo que saben hacer. Por ello, buscan constantemente repetir patrones. Si es tu caso, hay que ponerse manos a la obra con ello.
– Antes de meterte en una guerra párate a analizar los pros y contras en lugar de hacerlo de manera instintiva. ¿Esta guerra vale la pena? ¿Quiero entrar en esto? ¿Qué me puede aportar? ¿Está mi ego detrás de todo esto? En mi caso personal, cuando me he metido en guerras (de egos) siempre he salido escaldada porque no es un ámbito que domine así que me fusilan rápidamente. Aprendí a no guerrear más allí. Elijo paz. Mi paz.
– Piensa un momento en la última guerra en la que recuerdas haber estado o estás y analiza en frío: ¿qué de todo esto estoy haciendo mal? ¿Qué estoy haciendo bien? ¿Qué podría hacer diferente para conseguir mi objetivo sin generar más guerra? ¿Cómo puedo obtener más paz? Luego, actúa en consecuencia.
Recuerda, donde hay guerra no puede haber paz.
¿Cómo gestionas tú las guerras?
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