Esta sería la última de las competencias emocionales de la clasificación que venimos trabajando estas semanas, la regulación emocional.
Una vez que hemos sido conscientes de la emoción que percibimos, comprendido, etiquetado y expresado, habría que ver cómo la podemos regular de manera adecuada. Igual que la expresión, la regulación es una de las competencias más complejas o que más nos cuesta. Aprendemos a expresar y regular mal, entre otras cosas porque nadie nos enseña cómo se hace de forma correcta.
¿Todavía creemos que podemos controlar nuestras emociones? Ya no pretendemos someterlas a nuestro control porque eso haría que las bloqueásemos y no sería adaptativo. Sin embargo, conocer la forma de regularlas hará que pasen, igual que llegaron, sin dejar una huella muy profunda.
¿Cómo regulamos la tristeza o la rabia? Igual que queremos controlar, tendemos a anestesiar lo que sentimos cuando esto no nos gusta, para evitar sentirnos mal. Aprendemos que lo que nos hace sentir mal hay que evitarlo, cuanto antes mejor. Por eso nos cuesta tanto regular las emociones desagradables, porque huimos de ellas.
En los siguientes posts hablaremos de cómo regular de manera adecuada algunas emociones.
¿Qué tal se te da a ti la regulación emocional?
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