¿Quién nos enseña a querernos?

Sobre quererse más y mejor

A la hora de comer estaba preparando mentalmente el taller de «Quererse más y mejor», para singles, que hemos organizado para el próximo 16 de diciembre.

Mi cabeza, que estaba en modo reflexión, se cuestionaba si realmente nos queremos a nosotros mismos y quién nos ha enseñado a querernos así (para bien o para mal, en cada caso). Justo en ese momento pasaba por delante mío una madre de la mano de un niño que tendría unos dos años, al otro lado una niña un poco más mayor.

El pequeño ha tropezado y casi hace que caigan madre e hijo al suelo, escena que me ha llamado la atención al recordarme las infinitas ocasiones en que me ha sucedido a mí.

La madre le ha replicado y echado en cara que no andaba bien y que por eso se había tropezado y casi caído, mientras el pobre pequeño se ha echado a llorar desconsolado, más afectado por la regañina que por el tropiezo.

¿Esto se enseña?

Esto, que puede ser y es una tontería, es justo una de las respuestas a mi pregunta. ¿Nos enseñan a querernos? ¿Enseñamos a nuestros hijos para que sean personas que se quieren a sí mismas?

Retomando el ejemplo, el niño recibe el mensaje de «si me caigo, soy un torpe porque no debo tropezar ni equivocarme». Esa madre podría haber sido yo hace un par de años… o incluso hoy se me puede escapar algo así con mis hijos (y eso que voy con pies de plomo, estudiándome). Esa madre puedo ser yo, perfectamente, cuando la que se tropieza soy yo sola y no hago más que repetirme «lo torpe o estúpida que soy» por ello.

No se trata de buscar culpables, sino explicaciones. La culpabilidad, ahora mismo, no tiene sentido. Necesitamos historias que nos expliquen cómo hemos llegado al punto en el que estamos, para poder reproducir aquello que sí funciono e hizo que fuéramos más felices y autocompasivos con nosotros mismos, y dejar de repetir los comportamientos automáticos y dañinos.

Quererme más

Empezar a tratarme mejor, mimarme a mi misma si tropiezo (física o emocionalmente), darme tiempo y paciencia. Tratar de sentir más paz, escuchar mis necesidades y darme amor. Dárselo también a los nuestros.

Enseñar a quererse no es fácil porque nadie nos enseñó a nosotros.

Pero por algún sitio hay que empezar…

¿Vienes?

Magdalena Grande
Psicóloga General Sanitaria
www.magdalenagrande.com