Cuando logras encontrar la coherencia entre lo que dices, piensas, sientes y haces aparece una sensación que no habías experimentado antes y que trae mucha, mucha paz.
No siempre se consigue por más que uno lo intente pero si tratas de escucharte serás capaz de reconocer cualquier mínima dispersión de tu propio centro. Lo reconocerás porque sentirás que algo dentro chirría y tendrás la imperiosa necesidad de mover alguna pieza para que todo vuelva a encajar.
Vivir en desequilibrio es muy agotador. El esfuerzo y la lucha constante que se produce dentro de uno mismo tratando de volver a armar el puzle en coherencia consume muchísima energía.
No vale la pena, te lo aseguro.
Es posible que no todos nuestros entornos nos faciliten esta coherencia: es más fácil ser uno mismo si el entorno acompaña, te sientes a gusto, sientes que puedes ser tú mismo y confiar… Pero al final, no nos engañemos, esto depende más de dentro que de fuera.
En mi caso me ayuda mucho la autoobservación, tanto de mis pensamientos como de mis emociones. Salta una alarma en nosotros cuando decimos algo que no pensamos, hacemos algo que no sentimos, sentimos algo que no decimos… Cuando detecto la alarma me detengo y trato de tener claro dónde está el desequilibrio. Lo corrijo en la medida que puedo. Muchas veces la lío pero estoy aprendiendo.
¿Cómo logras tú la coherencia? ¿Cuáles son tus estrategias?
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