Corona…esencia

Mirando dentro

Con todo esto que está pasando (al mundo, a nosotros) es interesante observarnos y ver qué sucede en nuestro interior. No digo que sea divertido porque el encuentro íntimo con uno mismo es una de las cosas más difíciles que podemos hacer. Valiente, eso sí. Es muy valiente encontrarse a uno mismo dentro de todo este caos. Trato de recapitular desde la primera vez que escuché la palabra “coronavirus” hasta el día de hoy y me parece increíble que todo esto haya podido suceder, así, de esta forma. Increíble que hoy estemos en casa y que vayamos a estarlo los próximos días, sin salir, encerrados de alguna manera con nosotros mismos y nuestras familias por el bien de todos. Esto se veía venir los últimos días por lo que he estado diciéndolo en voz alta (“no podremos salir”, “tendremos que quedarnos en casa”…) para ver si así se me hacía más real pero veo que no, que no ha servido de mucho.

Sensación de irrealidad

Esto me está sirviendo muchísimo para conocerme más. Trato de mirar dentro y escucharme y encuentro, aunque me muera de rabia al encontrarlo, el pánico y la psicosis de lo que voy viendo y escuchando. No por el virus, la verdad, porque gracias a dios los que nos rodean no corren un gran riesgo pero sí por la situación general en que está el mundo, por los cambios que hemos vivido los últimos días y porque creo que jamás (JAMÁS) se me habría podido ocurrir que alguna vez estaríamos así, en casa, teniendo que estar en casa. ¿También tenéis la sensación de estar viviendo en una película?

Dicotomía: AMOR-ODIO

Aparece en mí este pensamiento dicotómico a veces absurdo: “qué putada tener que estar aquí”. Soy una persona que necesita salir todos los días de casa, socializar, hablar, tocar, reír, compartir, sentir el viento en la cara, el sol… lo necesito mucho, por lo que esto va a ser un auténtico reto para mí. Por otro lado, no dejo de pensar “qué suerte la nuestra, poder estar aquí, así, en esta tranquilidad, pudiendo hacer lo que queramos, lo que siempre hemos querido”: descansar cuanto se quiera, ver pelis, hacer limpieza, jugar con los niños, leer, escribir, meditar… Así que por un lado es un gran reto y por otro es una gran oportunidad.

Cuando pienso como tal en el encierro se me agarrota la boca del estómago. Cuando pienso en lo afortunada que soy, en la vida que tengo, en la suerte de cuanto vivo, me libero.

Más allá

Por otro lado, que era lo que realmente quería escribir, el mundo me está dejando alucinada. Estamos viendo todo lo peor y todo lo mejor. Lo mejor de los humanos es nuestra humanidad, nuestra capacidad de ayuda, nuestra responsabilidad, nuestra creatividad, las ganas de abrazarnos… Alucino con la cantidad infinita de ideas brillantes que están surgiendo a través de las redes y de cómo se abren numerosas oportunidades para cambiar el mundo y hacer de este rinconcito un lugar más consciente. ¿Sabéis los cambios que se van a producir después de esto? Yo elijo quedarme con lo bueno, mira… que lo malo lo vemos cada tres segundos en nuestro teléfono… Así que sé que la gente va a ir tomando más consciencia sobre uno mismo y sobre los demás, todos y uno. Gente creando ideas nuevas, conciertos online desde casa, arrancando con el teletrabajo, mayor conciliación, aprendiendo a ser resilientes, estrujando nuestra creatividad, potenciando la formación online… en fin, tengo la sensación de que esto es sólo el principio de un gran cambio que viene y que no va a ser todo tan malo como pensamos… como la torre que cae porque necesita reconstruirse… quizá necesitamos todos, ya, reconstruirnos…

¿Qué opinas?

Te envío un abrazo digital hasta que pueda darte un buen achuchón de verdad