Hoy ha pasado algo que claramente no era culpa mía ni mi responsabilidad pero yo estaba involucrada. Cuando suceden este tipo de situaciones siempre me las llevo al terreno personal y siento que me he equivocado y que soy la peor persona del universo… Por ende, nadie me querrá. Entonces mi ego toma el mando y aprovecha para recordarme todas y cada una de las ocasiones en las que esto ha sucedido y por las que todavía no he logrado perdonarme. Además, juega sucio con aquellas situaciones en las que me falta información y no sé qué pasó pero sé que acabó mal (algo terrible debí hacer sin saberlo).
Y entro en bucle, de verdad que entro en bucle. Hoy me he dado cuenta de que me sucede siempre en estas situaciones: cuando me equivoco o no me he equivocado pero el otro podría interpretarlo. Me siento esclava de esta parte de mí. Trato de no aferrarme a esto y dejarlo pasar, no identificarme con esta parte que se autocastiga sin ninguna compasión. A veces funciona muy rápido, otras menos rápido y otras no funciona.
Hoy me he saturado así que he decidido escribir una carta en la que pedía liberarme a mi misma por todas aquellas veces que consciente o inconscientemente me he equivocado o le he hecho daño a alguien. He quemado la carta (ojo con el fuego si lo hacéis que es traicionero) y la he dejado ir (por el wc concretamente). No sé si tiene eficacia real pero os prometo que me ha hecho sentir mejor y más liberada, poder poner por escrito lo que necesitaba ‘sacar’ y liberar.
¿Tú también te autocastigas cuando te equivocas?
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