Para que te lleguen mis ganas

Sobre mi frustración cuando no puedo cambiar algo

A ti, que no sabes si buscar ayuda porque crees que no va a servir de nada. A ti que la buscaste un día y no te sirvió. A ti que estás en ello, que luchas todos los días por ser más feliz, aunque piensas que no siempre es fácil.

Me encantaría intentarlo por ti y darte mis ganas.

Te cambiaría las gafas sin pensarlo para que pudieras ver el mundo a través de mis ojos, donde no todo es negro, donde hay opciones (todas) de salir adelante y ser feliz, cada día.

Haría lo que fuera para hacerte ver que eres mucho más fuerte de lo que crees y que cualquier cosa que te propongas, si lo haces de verdad, funcionará al segundo.

Pero no puedo hacer nada de todo eso.

Podría tener respuestas a todo, pero no las tengo.

Ni varitas mágicas, ni pociones apestosas pero efectivas, ni poder de videncia.

No puedo saber qué sucederá en el futuro, y tampoco sé si querría.

Vivir es ahora. Lo repetimos hasta la saciedad pero no porque esté de moda, o «quede guay», ni porque es lo correcto. Lo hacemos desde la plena conciencia de que el cambio que se tiene que producir es en el aquí y en el ahora, porque eso revertirá el futuro y seguramente también nos ayude a sanar el pasado. Pero todo el rato que inviertas dándole vueltas a lo que fue, o no fue, o a lo que será, o no será, es tiempo perdido.

Muchas veces, en consulta, tenemos que trabajarnos a nosotros mismos como terapeutas para aceptar y entender que cada persona tiene su propio proceso y su propio ritmo, que tenemos que respetarlo y que si tú no quieres, yo debo trabajar sobre mi frustración.

Te invito por si te apetece compartir lo que necesites conmigo. Si ahora no quieres o no puedes, no tenemos prisa. Podemos sentarnos juntos y esperar, y charlar de nuestras cosas.

Comparto mis gafas contigo, aquí y ahora, para que te lleguen mis ganas de comerte el mundo.

Magdalena Grande

Psicóloga General Sanitaria y terapeuta de pareja en Palma

www.magdalenagrande.com